Cartas al Director: “Antonio, vecino de Lloret, necesita ayuda urgente o se verá en la calle”

Sin duda, hoy recibimos en la redacción de Lloret Gaceta, una de esas cartas que pone los pelos de punta, con unas letras que plasman la poca humanidad que se respira cuando el dinero manda. Almudena Molina, vecina de Lloret desde su nacimiento hace 38 años, y cuidadora ocasional y desinteresada  de Antonio Pérez, nos relata a continuación cómo está su situación en esta Carta al Director: “Antonio, necesita ayuda urgente o se verá en la calle”

Soy Almudena Molina la cuidadora de Antonio Pérez, un hombre humilde y trabajador que llegó a Lloret hace más de 40 años para labrarse un futuro en la población, cuando habían tantas oportunidades en aquellos dorados años 80. Lejos de su sueño, con el paso de los años se iba truncado esa ilusión por una serie de infortunios, que lo sitúan al día de hoy, con 68 años y con grandes discapacidades… a punto de quedarse en la calle.

Una casualidad me llevó a conocerlo hace más de 5 años (aún no estaba tan mal como en la actualidad) cuando me ayudó con un tema muy delicado y fuimos manteniendo el contacto hasta que hace 3 años decidí volcarme con él y desde entonces lo cuido siempre y cuando el tiempo me lo permite. Él no tiene a nadie que lo pueda hacer, no tiene hijos y aunque tiene hermanos, son muy mayores para poder atender. 

Como decía al inicio de este escrito, Antonio cuenta con varias discapacidades, y la historia de éste hombre es muy triste, pero sin entrar en detalle de todo lo que ha vivido, decir que está ciego y sordo casi al 100%, tiene la pierna izquierda amputada y 2 dedos también amputados del pie derecho.

Él entonces vivía sólo en un piso, ya que no quería ir a una residencia “Yo soy joven para encerrarme” repetía aquel año Antonio. Servicios sociales lo único que pudo hacer es ponerle una cuidadora para ir a su hogar una hora o un máximo de dos al día. Pero…¿cómo se iba a valer durante las otras horas del día?? Me pareció inhumano que servicios sociales no hicieran algo más.. aquí vengo yo!!

Yo llegaba a su casa cuando la chica se marchaba y le limpiaba el piso, le hacía la comida, lo bañaba etc… hasta que un pálpito, mucha pena y un conjunto de sentimientos me hicieron tomar la decisión de ir a vivir a su casa, con mi hijo de 3 años y sin saber que iba a pasar, no dejé mi piso de alquiler, sabiendo e intuyendo que la situación sería transitoria. Pasaban los meses y servicios sociales estaban atentos a la situación pero seguían sin hacer nada más.

Antonio iba empeorando día a día y al poco tiempo le volvieron a operar y le pusieron un bypass para que la sangre circulara bien hacia la pierna que tenía bien. Pero eran tantos dolores y tantas molestias que Antonio tenía que llamar a una ambulancia casi cada día. La sensación que me daba en todo momento por parte se servicios sociales era de “ya tiene Antonio quién le ayude”.

La situación se iba descontrolando y los dolores eran continuos, era una situación insostenible y mi impotencia de no poder hacer nada ya que no soy enfermera, todo ello hizo que Antonio decidiera ingresar en una conocida residencia privada de Lloret de Mar, pero nos daban un año de espera, mínimo. No podíamos esperar tanto tiempo ya que Antonio necesitaba ayuda médica 24h. Hablé con carácter de urgencia con servicios sociales y no hacían nada más, era desesperante. 

Dolores, dolores y muchos más dolores.. yo no podía aguantar de verlo así. Noches de locura, eran las 2 las 3 las 4 de la mañana y seguía con dolores durante muchos meses. Finalmente me tube que poner de malas con el departamento de servicios sociales y ante la desesperación, les amenacé en llamar a la policía. Y no sé si fue esa actuación o pura casualidad pero actuaron en unos días e ingresó en el Sociosanitaro municipal de Lloret. Pero no era oro lo que relucía, y a las pocas semanas cuando averiguaron que él tenia una pensión de más de 1500€ lo querían enviar a la residencia privada. Fue entonces cuando me reuní con el Sr. Joaquim Teixidor (Síndic del Ciutadà de Lloret), Lidia de Servicios Sociales, la directora del sociosanitari con algunas enfermeras del mismo centro, trabajadora social de la residencia privada y el perjudicado, Antonio.

La conclusión y decisión fue rápida. O se iba a la residencia o tenian que echarlo de allí (sociosanitaro público). Después de tanta lucha con ellos y no ceder en ninguna opción o solución, Antonio decidió “mudarse” a la residencia privada con la condición y obligación de pagar máximo 1450€ al mes.

Todo parecía llegar a buen puerto, pero no!! Tras unos meses en la residencia privada, Antonio recibe una carta de la Generalitat, donde le conceden el grado lll; este cambio implica una revisión de su capacidad económica y el correspondiente cambio de cuota a 1800€. Antonio debe abonar también el incremento de la nueva cuota de grado III con carácter retroactivo.

Nos situamos ya, en agosto de 2022, última reunión con la residencia privada su directora y la trabajadora social del mismo, tal como nos explican e informan tras hablar con la Generalitat: “Se debe dar cumplimiento con la cuota determinada (1800€) por la Generalitat de Catalunya, y en caso de no estar de acuerdo se puede iniciar una reclamación por vía judicial o buscar otro recurso” 

Como veis, así está la situación ahora mismo y tal como empezaba esta historia, me despido: La poca humanidad que se respira cuando el dinero manda. 

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