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Se imponen en Lloret las “Camas Calientes” ante la falta de viviendas en esta temporada

“Lo que para la mayoría solo supone un elemento más del mobiliario cotidiano, para otros es un auténtico tesoro” con estas palabras empieza su testimonio Richard, recién llegado a Lloret por primera vez, hace apenas 3 semanas desde Bolivia, sin papeles, con la ilusión del “sueño europeo” y poder forjarse en la población un futuro digno. 

Este mobiliario cotidiano al que se refiere Richard se trata de una simple cama. Junto a él conocemos esta moda que está imponiéndose en Lloret: las “Camas Calientes”, un hábito bastante común e impuesto en las grandes ciudades ante la falta de viviendas asequibles, imposibilidad de arrendar por la falta de papeles y la gran afluencia de mano de obra que llega para estas fechas a los lugares turísticos como es Lloret de Mar y según el recién llegado: “la única opción que me quedaba para poder sobrevivir en el pueblo, ya que trabajo encontré bastante fácil”. 

Como definición básica de las “Camas Calientes” se trata de lechos en los que cohabitan distintas personas a lo largo de una jornada. Una jornada de 24 horas, que se divide en tres turnos de 8 horas, donde el ocupante de esas 8 horas descansa y debe abandonar la habitación, donde le relevará otro compañero que lógicamente dispone de otros horarios de trabajo. Nos cuenta nuestro testimonio, que cada inquilino dispone en la estancia de un pequeño armario donde pueden depositar sus pertenencias durante los meses que dure el alquiler y disponen de unas horas concertadas para usar baño, cocina, trastero-lavadora, salón y terraza. Todo un “crucigrama” para poder hacer el día a día más llevadero. Matiza que las visitas al hogar están prohibidas.

“Y es que el alto precio de los pisos, las mafias y la situación ilegal de miles de inmigrantes ha provocado que en muchas zonas de la Costa Brava proliferen los alquileres de estas camas compartidas”.

Con esta modalidad de convivencia en apenas 50m2 pueden llegar a convivir hasta más de 20 personas. En la mayoría de los casos son ciudadanos en situación ilegal quienes se alojan en este tipo de viviendas, arrendadas en los mejores de los casos por compatriotas o personas en situación similar, donde la ley de “la unión hace la fuerza” se impone bajo las cuatro paredes de los inquilinos. En el peor de los casos se puede tratar de mafias quien disponga de estas viviendas con el fin de quintuplicar el valor con el arrendamiento de “camas a tres turnos”. 

Muchas de las personas que comparten una habitación en estos pisos-patera apenas se ven, porque sus turnos de trabajo no coinciden. Los precios no son baratos: el precio de una cama caliente oscila entre 150€ y 250€ mensuales. En este caso en particular Richard paga 200€ al mes y nos cuenta que su habitación cuenta con tres literas: 6 camas x 3 turnos = 18 personas. Y aunque no es su caso, ha oido hablar de la existencia de habitaciones con literas triples, camas en trasteros y en los pasillos.

Ya por terminar, en este verano 2023 y a la vista está, se palpa una recuperación considerable después de tres temporadas cargadas de restricciones y prohibiciones; esto ha hecho que también se aprecie en redes sociales, en la calle, en los bares y en cualquier reunión cotidiana, dos de los temas más comentados: la gran afluencia de mano de obra que ha llegado esta temporada a Lloret dispuesta a trabajar y la falta de viviendas de alquiler. Los dos temas han hecho que: Se impongan en Lloret las “Camas Calientes” para los temporeros (y no) que llegan a Lloret de Mar.

3 Comentaris

  1. Menuda mierda no poder dormir. I que se Aprovechen de las personas tanto i tanto increíble injusto ivergonzoso! Patético mi madre está en la calle i no le dan abiitación en ninguna parte pagando increíble menuda mierda de Lloret.

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