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POCO SE HABLA DE AUTOCONOCIMIENTO GENITAL…

¡Hola! Hoy vuelvo para hablar como siempre sobre algo de lo que se habla poquito: autoconocimiento genital. Me parece súper importante este tema, muy necesario.

Me encuentro cada día en consulta a personas que no conocen o no están conectadas con su propio cuerpo, en general. Personas a las que les pides que hagan cierto movimiento y no saben cómo ejecutarlo, no saben cómo mover esa parte de su cuerpo. Pues si esto pasa en zonas del cuerpo tan palpables y visibles como podría ser por ejemplo la zona lumbar, imaginad todo lo que debe pasar en los genitales, los grandísimos olvidados.

Conocemos más los genitales de otras personas que nos nuestros propios. Y es que aunque esto pueda parecer una tontería, no lo es. Porque lo que no se nombra, no se mira, no se toca, no se siente… no existe. Que no exista quiere decir que lo borramos de nuestro mapa mental, ese mapa en el que están representadas todas las partes del cuerpo. Ese mapa que nos permite tocarnos la nariz con los ojos cerrados si le mandamos la orden al dedo índice para que vaya a tocarla.

Si cuando se habla de genitales miramos para otro lado, si no nos miramos los genitales, si no los tocamos y no los sentimos, se acabarán apagando poco a poco. Y esta desconexión puede implicar muchos problemas. Problemas que quizás no hubieran aparecido de haber conocido tu propia entrepierna.

El (auto)conocimiento es poder. Es el poder de saber que está bien y que no está tan bien en tu cuerpo, el de conocer tu propia normalidad y reconocer cuando hay algo que la está alterando, el de permitirte indagar más en tus gustos.

El autoconocimiento genital te permite mejorar la relación con tu propio cuerpo, sentir el movimiento de la zona, conocer que te gusta y que no en el sexo, mejorar los orgasmos, ver que tus genitales no son algo horrible ni espantoso ni asqueroso que deba ahuyentar a nadie, entender que no son algo sucio (a no ser que no te laves, claro), tomarte la desnudez con más naturalidad, saber detectar cuando hay alguna alteración y ponerle solución a tiempo.

Por lo tanto, si no te estás mirando ya los genitales, coge un espejo ahora y hazlo. Míralos, todos los detalles, todos los pliegues, todos los pelos, la forma, el color, la dismetría, la textura, la humedad, mira como se mueven si intentas mover la zona. Tócalos, siente el tacto en cada zona, la humedad, la textura, si hay pelo o no, la rugosidad, el movimiento de la piel.

Siéntelos, el frío o el calor de tu mano, como sientes en cada zona, la sensibilidad, si aumenta o no la humedad, si se eriza la piel o no. Siéntete a ti, pregúntate que estas sintiendo haciendo esto, si te está gustando o no, si te excita o te da reparo. (¡Y si te está gustando y excitando puedes seguir más allá! ¡Gózatelo!)

Esto es algo que trato con muchos/as de mis pacientes, porque todo empieza por conocer primero que tenemos ahí abajo. Y me parece importante dar a conocer esto para que por lo menos os despierte el gusanillo de miraros/tocaros/sentiros los genitales hasta que vuelvan a ser una parte consciente de vuestro cuerpo.

¡Disfrutad de vuestros cuerpos!

Sarah Marin Torres

@som.essencia

675955624

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