Pionero en la provincia: el Hospital Santa Caterina permite que los pacientes en final de vida reciban la visita de sus mascotas

- Un proyecto pionero en Girona busca mejorar el bienestar emocional en momentos delicados
Compañía en los últimos momentos
El Hospital Santa Caterina de Salt (Girona) ha puesto en marcha una emotiva iniciativa llamada ‘HospiGos’, que permite, por primera vez en la provincia, que los perros visiten a pacientes en situación de final de vida o con pronóstico incierto que no pueden salir de su habitación. Este gesto, pequeño pero poderoso, busca ofrecer consuelo y bienestar emocional a quienes más lo necesitan.
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El proyecto se ha desarrollado en colaboración con el Col·legi de Veterinaris de Girona y la empresa Purina, y representa un avance sensible hacia una atención sanitaria más humana y empática.
Protocolos para garantizar la seguridad
Para que todo funcione con garantías, el programa cuenta con un protocolo sanitario estricto. Un equipo médico del Institut d’Assistència Sanitària (IAS) valorará cada caso individualmente, priorizando a los pacientes con larga estancia hospitalaria y pronóstico reservado. La idea es que el reencuentro con su mascota tenga un impacto emocional positivo.
Por su parte, el Col·legi de Veterinaris de Girona designará profesionales que verificarán el estado de salud del animal. Los perros deberán estar vacunados, desparasitados y en buen estado general, siguiendo los criterios de la Guía veterinaria creada para este proyecto. Si todo está en regla, se emitirá un “pasaporte HospiGos” que permitirá al perro entrar en el hospital. Además, la persona que lo acompañe deberá firmar un compromiso de buenas prácticas y responsabilidad.
La primera visita: Rafel y su perra Perla
El primer beneficiario de esta iniciativa ha sido Rafel (foto de portada), un paciente ingresado desde hace tres meses con pronóstico incierto. Este lunes, pudo reencontrarse con su perra, Perla, y no pudo ocultar su emoción: “echaba mucho de menos verla”, expresó agradecido al personal sanitario.
El gesto, aparentemente sencillo, ha marcado un antes y un después en la vida de Rafel, y probablemente también en la de muchos otros pacientes que pronto podrán recibir el cariño de su mejor amigo peludo en momentos donde toda conexión cuenta.