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Motor: Llega la obligatoriedad de las cajas negras en los automóviles

La Dirección General de Tráfico (DGT)actualizó su normativa el pasado 21 de marzo con el objetivo de adaptarse a los nuevos tiempos y reforzar la seguridad vial. Con esta nueva Ley de Tráfico y Seguridad Vial se refuerza, entre otros, la penalización por llevar el móvil en la mano, que pasa de tres a seis puntos del carnet.

Con la intención de reducir accidentes mortales, también se está preparando un nuevo protocolo que deberán seguir todos los vehículos españoles para estar homologados y poder circular. Por este motivo, y para dar un paso más en la lucha contra la mortalidad en la carretera, la DGT va a obligar a incluir todos aquellos vehículos fabricados a partir del 6 de julio de este mismo año: una alerta de cinturón en los asientos traseros, un sistema de frenado de emergerncia, un detector de fatiga, un dispositivo que alerte del cambio de carril, la cámara trasera, un asistente de velocidad, y el dispositivo más curioso, una caja negra.

Se trata de un elemento muy llamativo por su nombre y por el hecho de usarse desde hace años en la aviación. No obstante, esta caja negra denominada EDR (Registrador de Datos de Eventos en inglés) tiene por objetivo aumentar la seguridad, en concreto, según la Unión Europea, salvar 25.000 vidas y evitar 140.000 lesiones graves para el año 2038.

Así funciona la caja negra que llevará tu coche

La caja negra que llevarán nuestros coches tiene el tamaño de un móvil e irá instalada bajo el asiento del conductor atornillada al chasis. Así pues, en ella se registra lo sucedido durante los 30 segundos previos al accidente, durante el accidente y los 5 segundos posteriores al mismo. Entre esa información se encuentran variables como la velocidad, las revoluciones del motor, ocupación de los asientos, uso del cinturón, qué airbags se han activado, posición del vehículo y aceleraciones… en total se habla de 15 parámetros, pero bien podría recopilarse básicamente toda la información que maneja la ECU del coche.

Tras el accidente esos datos se vuelcan a un ordenador (operación que teóricamente deberá realizar la Guardia Civil de Tráfico o personal asociado a la DGT) con el objetivo de ser usados para desarrollar vehículos más seguros y desarrollar nuevos sistemas de seguridad o perfeccionar los actuales.

Por lógica, estas cajas negras mantienen totalmente nuestra privacidad, pues no registran datos sobre el conductor (identidad, sexo…) ni sobre nuestros desplazamientos, además de que sólo conserva la información en el momento del accidente. Igualmente, tampoco realizan grabaciones de audio ni video.

De hecho, los datos de las mismas no se relacionan con el bastidor de nuestro coche, lo que quiere decir que no pueden usarse como prueba para establecer la culpabilidad en un accidente de tráfico ni tampoco por las propias compañías aseguradoras para bajar o subir las primas ni para, de nuevo, depurar responsabilidades.

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