El trabajo de camarero requiere, en muchas ocasiones, paciencia infinita y cierta diplomacia para atender peticiones insólitas o quejas surrealistas. Con el auge de las redes sociales, los clientes acostumbran a guardarse las críticas para publicarlas posteriormente en Triadvisor, Twitter e Instagram entre tantas plataformas y así dañar la reputación de cualquier establecimiento, sin miramientos y sin escrúpulos del daño que esto pueda hacer al mismo.
Nos situamos en Lloret de Mar, este verano del 2022: Los responsables del restaurante Vela Mar, recibieron una crítica negativa en una página de opiniones: «Sitio postureta que aparenta ser lo que no es. El encargado de la terraza mal, no dejó de mirar el móvil ni cuando estábamos pagando (desconecta un poco bro) Las dos estrellas se las doy por el tartar de rodaballo, estaba bueno», escribió el cliente sobre el local, al que valoró con dos estrellas. La respuesta del local, no se hizo esperar, y lo gestionaron poniendo a cada uno en su lugar. Hasta ahí hubiera quedado la cosa, sino fuera por la conocida cuenta “Soy Camarero” que compartió la reseña y su posterior respuesta en su perfil y de ahí al mundo entero, y así dar a conocer a los conocidos “haters” de la restauración, que detrás de una pantalla, se ensañan, sin pensar el desperfecto que pueden hacer a estas familias trabajadoras de la hostelería. Compartimos reseña y respuesta:
Esta misma se ha hecho viral en redes, llegando a millones de dispositivos y a cada rincón del territorio nacional gracias a diversos medios de comunicación, de Navarra a Badajoz, de Galicia a Cuenca y de Lanzarote a Ibiza. Llegando incluso a cruzar fronteras internacionales, siendo visto el llamativo mensaje en tierras argentinas, australianas, peruanas e inglesas entre decenas de países donde se han hecho eco de la queja y la defensa de este restaurador de Lloret. Compartimos los titulares de algunos medios de comunicación entre una infinidad que hemos encontrado en la red, haciéndose eco de este lance:
