Lloret de Mar, conocido por sus playas, actividades, naturaleza, monumentos y con un amplio abanico en la oferta de ocio nocturno, puede ser un firme candidato a darle entrada a esta figura: el “alcalde de noche”, que cada vez coge más fuerza en ciudades con una fuerte presencia de vida nocturna. Una figura desconocida por la mayoría de la población pero que ya existe en varias ciudades de todo el mundo y empieza a llegar a la costa catalana; un ejemplo, Barcelona que busca alcalde de noche. “Prometimos en campaña una persona que programe, coordine y haga mediación de la actividad que tiene la ciudad por la noche, sobre todo la cultural y la del ocio nocturno, y estamos trabajando en ello”, anunció el alcalde socialista de la Ciudad Condal, Jaume Collboni a principio de año.
Por su parte la Federació Catalana d’Associacions d’Activitats de Restauració i Musicals reclaman desde hace años esta figura en todas las zonas con fuerte presencia de ocio nocturno como Lloret de Mar, y piden que la figura no sea exclusivamente política, y que sea alguien experto en ocio nocturno cuya elección se consensúe con el sector.
El concepto del “Alcalde de Noche” no es nuevo. Ciudades como París y Ámsterdam ya cuentan con esta figura, cuya misión es asesorar y promover la vida nocturna sin influir en las políticas municipales o licencias. Rotterdam, en 1979, fue pionera al nombrar al poeta Jules Deelder como el primer “Alcalde de Noche” (nachtburgemeester).
En ciudades holandesas como Ámsterdam, el “Alcalde de Noche” trabaja con un “consejo nocturno”, siendo el interlocutor entre el Ayuntamiento, empresarios y residentes locales.
A nivel internacional, Nueva York cuenta con una Oficina de Vida Nocturna desde 2017, enfocada en desarrollar programas de apoyo empresarial y seguridad, mientras Londres tiene un “zar de noche” desde 2016 para hacer prosperar la ciudad como una metrópoli de 24 horas.
Esta tendencia refleja la creciente importancia de gestionar y potenciar la vida nocturna en las ciudades, reconociendo su impacto cultural y económico, así como la necesidad de una figura especializada para abordar los desafíos y oportunidades que presenta el ocio nocturno.