La conocida como Gran Redada de 1749, fue un intento de exterminio organizado y ejecutado por el Estado español (Corona, Gobierno e Iglesia católica) contra el pueblo gitano auspiciado por el rey Fernando VI. Tuvo en Lloret de Mar uno de sus infaustos episodios con la detención y reclusión de todos los gitanos que vivían en la población que ya contaba con varias familias, un exterminio que se llevó a cabo en toda Catalunya.
En «homenaje a las víctimas del primer genocidio de la edad moderna», el ayuntamiento de la localidad decidió colocar en el año 2016 una placa de recuerdo junto a un notable y vetusto alcornoque que crece en los jardines de la Masía de Can Saragossa.
El árbol, que se bifurca a baja altura en dos gruesas ramas, es prácticamente tan amplio de copa como alto, una situación habitual en los alcornoques cuando no tienen competencia a su lado. Los jardines de Can Saragossa también mantienen un antiguo encinar, así como destacados ejemplares de eucalipto y almez.
30 de Julio 1749
Cuando se aproxima el 275 aniversario del mayor intento de exterminar al Pueblo Gitano en España, con métodos y justificaciones que solo el Nazismo reproducirá ya en pleno siglo XX, afortunadamente, con la humilde contribución de Politirrom que comenzaría allá por el 2016 una campaña por su conocimiento, reconocimiento como intento de genocidio y la exaltación de las víctimas directas con, por ejemplo, la implantación de placas conmemorativas en diferentes localidades, conferencias en diferentes instituciones y campañas publicitarias y de acción política hasta lograr el reconocimiento oficial e institucional del 30 de julio, como Día de lucha contra el antigitanismo, hoy, repetimos, afortunadamente, el conocimiento y concienciación de las circunstancias, de la filiación de los genocidas antigitanos y las consecuencias de todo ello.
Es por ello, que desde ahora y coincidiendo con el aniversario arriba mencionado, iniciamos una nueva labor en relación al genocidio antigitano centrándonos en lo que se ha venido considerando como el fin de la persecución genocida. Nos referimos a la Pragmatica Sanción de 1783 firmada por Carlos Il yque en nuestra opinión, si bien supone el fin del exterminio biológico, supone el inicio de un exterminio cultural que dará lugar, esta vez con aún mayor éxito que el intento de 1749, a una progresiva desaparición de los rasgos y expresiones culturales que hasta ese momento se había podido conservar.
En palabras de Félix Grande, “…los gitanos dejaron los jirones de su antigua vestimenta y las reliquias de su lengua india”.
En efecto, con la Pragmática mencionada, oficialmente llamada “Pragmática-Sanción en fuerza de ley, en que se dan Nuevas Reglas para contener y castigar la vagancia de los que hasta aquí se han conocido como Gitanos, o Castellanos nuevos…”, se centrará en el exterminio cultural negando, por primera vez, la existencia y hasta el propio nombre de gitanos: “que los que se llaman y se dicen gitanos no lo son por origen ni por naturaleza…” y al mismo tiempo se exigirá que: “ellos y cualquiera de ellos no usen de la lengua, traje y método de vida vagante de que hayan usado hasta presente, bajo las penas abajo contenidas”, entre las que se incluía la pena de muerte.
Sin duda este salto supondrá un antes y un después. En primer lugar se generalizará el uso intimo de la lengüa. La posibilidad de volver a prisión, después del encarcelamiento general de
1749, e incluso de sufrir sentencia de muerte, tal y como recogía las penas a los “inobedientes”, hizo que el romanó se usara con evidentes limitaciones, prácticamente para uso intrafamiliar y siempre con el miedo a la delación.
Otro tanto y de manera aún mucho más evidente, es lo referido a las vestimentas que hasta entonces venían siendo típicas gitanas y finalmente, una vez más, la prohibición de ejercer oficios tradicionalmente gitanos y que implicaban desplazamientos como tratantes, esquiladores, etc…
En definitiva, la negación de la identidad gitana y, por tanto, la no consideración como Pueblo/Nación étnicamente diferenciado, arranca, en nuestra opinión, desde la Pragmática de 1786 y debería ser considerada, más que la pragmática del perdón y la reconciliación, como la Pragmática de la no consideración, de la prohibición de ser gitanos, o del intento, en parte logrado, de exterminio cultural. Del etnocidio. Del memoricídio.
CRISTOBAL LASO SILVA.
Plataforma Gitana Politrrom-Presidente