El Carnaval, sin duda, la celebración más deseada de invierno en los habitantes de parte del hemisferio norte y del verano en el hemisferio sur.
La situación sanitaria actual ha llevado a los municipios y ciudades de muchos países del mundo a posponer para abril, mayo o junio la celebración del Carnaval, prevista para finales de febrero, y otros tantos han decidido anular por completo la colorida fiesta.
Lloret de Mar ha sido juntamente con sus “asociados” Blanes y Tossa y su llamado Carnaval Costa Brava Sud, uno de esos municipios en decidir la anulación de la celebración, donde las carrozas y rúas deberán esperar un año más (segundo consecutivo) para salir de sus garajes y desfilar por las calles de la Vila, si vuelve la tan ansiada ‘normalidad’.
¿Es buena decisión? Una pregunta que circula en las calles estos últimos días, pero acogiéndonos a los grandes organizadores del Carnaval como los vecinos de Platja d’Aro, a nivel provincial, Tenerife y Tarifa a nivel nacional y Río de Janeiro con São Paulo a nivel mundial, donde los cinco ejemplos entre miles, han decidido el aplazamiento a abril y junio, todo apunta a que hubiera sido la mejor opción confiando en estos conocedores.
No sabemos cómo avanzará la pandemia, durante los próximos meses, pero lo que si está claro, es que, en estos dos años, nos ha quitado mucha libertad, ocio y diversión. Y en palabras de Carles Sánchez (organizador de Carnavales) “Con control y precaución se podría convivir con el entretenimiento como en otros actos similares, que no han sido anulados, quizás por ciertos intereses económicos, que la población con tanta incertidumbre no pueda llegar a analizar.”
Nos hacemos eco de las portadas de diferentes diarios donde se confirman los aplazamientos del Carnaval de varias ubicaciones, a nivel provincial, nacional y mundial:
