Lloret amanece con miles de “Medusas Velero” en sus playas: invasión azul en pleno febrero

• Imágenes cedidas por Toni Cotano, vecino de Lloret, que ha capturado este fenómeno, mientras paseaba por la playa de Santa Cristina mostrando a miles de estos invertebrados acumulándose en la arena con cada nueva ola.

Las playas de Lloret de Mar y Santa Cristina amanecieron el pasado martes con un fenómeno que sorprendió a los que por allí paseaban: miles de “medusas velero” (Velella velella) han invadido la arena, tiñéndola de azul. Lo curioso es que este fenómeno, se ha adelantado de forma inusual, desconcertando a los biólogos.

El año pasado, una invasión similar ocurrió en mayo, pero la llegada masiva de estos invertebrados en pleno febrero ha llamado la atención de los expertos, que según manifiestan: “Todo apunta a que el cambio climático está alterando los patrones naturales de estas colonias marinas, que ahora parecen visitar la Costa Brava cada vez con más frecuencia y en épocas inesperadas.”

Un mar de azul en Lloret de Mar

El caso de Lloret no es aislado. Gran parte de la Costa Brava se ha visto invadida por estas criaturas, también conocidas como “Barquetes de Sant Pere”. Estas pequeñas colonias de hidrozoos, de diferentes tamaños pero nunca con más de 10 centímetros, viajan a merced del viento gracias a su característica membrana transparente en forma de vela.

¿Por qué ocurre esto en febrero?

Los expertos apuntan a las temperaturas inusualmente altas de los últimos días como una de las causas principales de esta llegada masiva. El calor está modificando la calidad del agua costera, haciéndola más similar a la del mar abierto y favoreciendo la presencia de especies que antes solo se veían en zonas más profundas.

Aunque las Velella velella son inofensivas para los humanos, pueden causar ligeras irritaciones en los ojos o en heridas abiertas, por lo que se recomienda evitar el contacto directo con ellas.

Mientras tanto, los vecinos y turistas de Lloret han podido disfrutar de un espectáculo natural poco común en pleno invierno. Lo que antes era un evento esporádico, ahora parece estar convirtiéndose en una nueva rutina en las playas de la Costa Brava.