La precariedad en el transporte público ha alcanzado su punto álgido en Catalunya, y Lloret de Mar se posiciona como uno de los municipios más afectados. La combinación de obras en Rodalies, precios desorbitados en los autobuses interurbanos y la saturación de los servicios han encendido las alarmas entre los usuarios y los conductores, llevando a una huelga con un seguimiento masivo en toda Catalunya.
Lloret, atrapada entre tarifas y frecuencias insuficientes
Lloret de Mar, sufre una crisis estructural por ejemplo, en su conexión con Girona y otros puntos del territorio. Mientras los usuarios denuncian tarifas prohibitivas —11,20 euros por un viaje de ida y vuelta a Girona—, los servicios siguen siendo insuficientes. Aunque las frecuencias hacia Girona se consideran aceptables, los desplazamientos hacia otras localidades del interior, como Santa Coloma de Farners, son prácticamente inexistentes. Solo dos autobuses diarios cubren esta ruta.
Además, las conexiones con municipios vecinos como Blanes o Tossa de Mar también están saturadas, especialmente en horas punta y en horario escolar. Los precios tampoco ayudan: un billete de ida y vuelta entre Lloret y Blanes cuesta 5,20 euros, y el uso de métodos de pago electrónicos es casi inexistente, lo que obliga a muchos a recurrir a las taquillas.
“A Lloret no hay manera de viajar sin estrés”
La desesperación entre los usuarios es palpable. “Es frustrante”, explica Carmen, una vecina que trabaja en Barcelona. “Los autobuses van siempre llenos, y más de una vez me he quedado tirada porque no había sitio”. Las quejas también llegan desde los estudiantes y trabajadores de la Costa Brava, quienes denuncian que la falta de intermodalidad entre autobuses y trenes complica aún más sus desplazamientos.
En palabras del vecino de Lloret, Àngel Aguilera, portavoz de la Plataforma del Tren-Tram, la falta de alternativas ferroviarias asequibles y eficientes genera un “desequilibrio territorial” que penaliza especialmente a Lloret. “Los precios son una barrera de entrada para los usuarios, y la oferta actual no responde a la creciente demanda”.
Huelga en Lloret: un seguimiento “prácticamente total”
En paralelo, la huelga de conductores de autobuses ha paralizado prácticamente el transporte en Lloret de Mar. Según Josep Expósito, responsable de Transport de Carretera de CCOO a Girona, el seguimiento en el municipio ha sido del 100%, muy por encima de la media provincial del 70%. Los conductores exigen la jubilación anticipada y el reconocimiento de su labor como profesión de riesgo, especialmente ante el aumento de la carga de trabajo y los riesgos en carretera.
El impacto de la huelga es evidente en Lloret, donde los servicios mínimos apenas han podido paliar la situación. A diferencia de Girona, donde solo el 10% de los conductores se sumaron al paro, en Lloret el transporte urbano, interurbano e incluso escolar se han visto gravemente afectados.
Un futuro incierto
La crisis del transporte en Lloret de Mar refleja un problema más amplio en toda Catalunya. Con unas infraestructuras ferroviarias en remodelación y una red de autobuses al borde del colapso, los usuarios enfrentan una situación límite. Si no se alcanzan acuerdos en las próximas semanas, los sindicatos han advertido de posibles huelgas indefinidas a partir del 23 de diciembre, lo que podría agravar aún más el panorama.
Mientras tanto, Lloret se mantiene como un símbolo de la necesidad urgente de soluciones. La falta de una planificación integral y las constantes subidas de precios han convertido el transporte público en una pesadilla diaria para los vecinos y trabajadores de la región.
Hi han pocs autobusos, en especial a la tarda-nit. Els caps de semana i festius. No es normal que l’ultim Autobus surti a les 20 h. I en ple estiu a les 20’30. A Lloret els jubilats, les persones amb poca movilidad els nececesitem i mes fluids i tambe les dones que han d’anar a comprar ben carregades.
En Lloret necesitamos mas frecuencia de transporte público, más CONEXIONES y un rango de horario más amplio! YAAAAA
Hi ha poc horari i sobretot mal fet, sense pensar en la gent que el fan servir. Només pensen en horari escolar quan el públic, fins i tot els escolars fent esports o altres activitats en necessiten d’altres.