Cartas al director | “El drama de trabajar sin papeles en Lloret, atrapado por una ley que empuja a la ilegalidad”
“Economía sumergida en Lloret de Mar: la voz de un inmigrante que lucha por trabajar legalmente”
En una carta dirigida a este medio, Walter Reyes, un inmigrante latinoamericano en Lloret de Mar, nos comparte una desgarradora reflexión sobre la difícil realidad que enfrenta al intentar integrarse en el mercado laboral español sin los documentos que la ley exige. Reyes cuenta que, como muchos otros migrantes, llegó a España con la esperanza de construir una vida mejor, huyendo de circunstancias que le obligaron a dejar atrás su hogar, familia y amigos. Aunque agradece la oportunidad de trabajar y ayudar a la economía, relata que las leyes de extranjería y las condiciones laborales le han empujado a la “oscuridad”.
“Un sistema que castiga la voluntad de trabajar”
Reyes destaca la paradoja de un sistema que, en su opinión, prefiere sostener a los inmigrantes mediante ayudas sociales en lugar de ofrecerles una vía rápida para regularizar su situación. Afirma que hay numerosos empleadores en Lloret de Mar y otras partes de España que necesitan personal y estarían dispuestos a contratar a inmigrantes, pero que las regulaciones actuales lo impiden. Como resultado, muchos de estos empleadores se ven empujados a contratar en condiciones informales, una práctica que acaba generando gastos al Estado y tensiones en la sociedad.
“Si el sistema permitiera que las personas como yo trabajaran legalmente, podríamos contribuir plenamente y dejar de ser una carga para el Estado”, expresa Reyes en su carta, añadiendo que él y otros inmigrantes estarían dispuestos a pagar impuestos y cubrir los costes sociales asociados a su empleo. “En lugar de integrar, la ley nos mantiene en una situación vulnerable”.
La presión de las inspecciones y el temor constante
El inmigrante también denuncia la presión que sufren tanto él como sus empleadores debido a las inspecciones laborales y a las denuncias anónimas, a menudo realizadas por otros inmigrantes en situación similar. Recientemente, tras una inspección, perdió su empleo y ahora se encuentra nuevamente en la incertidumbre de tener que depender de ayudas mientras busca otro trabajo informal.
Reyes lamenta que la situación haya impactado incluso en su relación con su último jefe, una persona que, afirma, intentó por todos los medios regularizar su situación acudiendo a abogados y presentando un contrato ante las autoridades. Sin embargo, el esfuerzo fue en vano y, a pesar de las necesidades empresariales y la disposición de asumir las responsabilidades fiscales, la respuesta de las autoridades fue negativa.
Estigma social y falta de integración
Más allá de las dificultades legales, Reyes también expresa el estigma social al que se enfrentan muchos inmigrantes. Observa cómo algunos locales en Lloret de Mar, al ver pasar a personas como él, agarran sus pertenencias, temerosos de ser víctimas de un robo. “Eso lo veo a diario mientras camino”, señala, mencionando que la desconfianza y los prejuicios dificultan aún más su adaptación e integración.
Un deseo de esperanza y una oportunidad para contribuir
A pesar de todo, Reyes mantiene viva la esperanza de poder formar parte activa de la sociedad española. A través de su relato, muestra su anhelo de aprender nuevas habilidades, mejorar en idiomas y contribuir plenamente al tejido laboral y cultural de Lloret de Mar. Con un espíritu resiliente, concluye la carta afirmando que cada día se sienta frente al mar en busca de un momento de paz y optimismo.
La carta de Walter Reyes es un testimonio del malestar que muchos inmigrantes en situación irregular sienten en su día a día, atrapados entre la voluntad de trabajar y aportar, y un sistema que, según él, los empuja hacia la economía sumergida. Es una invitación a reflexionar sobre cómo las leyes de extranjería podrían adaptarse para ofrecer alternativas más humanas y eficientes que beneficien tanto a los trabajadores migrantes como a la economía en general.
Es una pena que personas hispanoamericanas como él se encuentren en esa difícil situación, y además queriendo trabajar, y sin embargo estemos manteniendo a inmigrantes africanos y de otros lares que nada tienen que ver con nuestra cultura, que son en ocasiones de religiones radicales, y que no hacen nada por integrarse más que traer sus costumbres tercermundistas y degradar los barrios.
Eso sí, esperamos que los extranjeros trabajadores y de bien, luchen también para echar a todos los que vienen a crear delincuencia y vivir del sistema.
Ánimo Walter, estoy segura que este país reconocerá tu valía y legalizará tu situación para que puedas seguir rehaciendo tu vida aquí y te sientas plenamente ciudadano de él.
Buenas noches , lo expresado por Reyes es la triste realidad, actualmente estoy regularizada pero fue un camino muy largo , muy difícil tanto para mí como para mi familia, soy de Uruguay, aveces las realidades de otros países nos obligan a no permanecer allí , y buscar un mejor futuro sin tanta inseguridad. Ojalá el sistema pueda actualizar las leyes de extranjería , y con determinadas condiciones, por supuesto, cumplir con requisitos por ejemplo un contrato laboral y una continuidad en el mismo pueda ser la puerta a nuestra regularización y una nueva vida , la vida da muchas vueltas , nunca se sabe donde estaremos .
Nunca me sentí discriminada por ningún español, pero aveces puede confundirse estar excluido del sistema a estar discriminado.
Hoy muchos uruguayos, Argentinos, y de muchas partes del mundo estamos aquí, pero mañana pueden ser los españoles quienes estén en otro lugar …
Valientes somos quienes lo hacemos aún sabiendo lo difícil que puede ser …🥹
Hay que recalcar que si viajas como turista y despues decides quedarte ilegalmente, es la consecuencia que conlleva. Si viajas legalmente con un contrato de trabajo (cosa que desconozco si aun existe esta forma de poder venir con un trabajo asegurado), no habria ese problema. Hay muchos problemas e incoherencias en la sociedad, pero parece que muy pocos estan dispuestos a cambiarlos.
No esta de moda salirse del rebaño.
Ánimos!!!
Toda la razón, no hay que olvidar que entrar ilegalmente a un país es delito. Y hay que ayudar a los que vengan a trabajar honradamente, y fomentar que venga gente que aporte un valor añadido a nuestro mercado laboral. Pero los que entran ilegalmente o para vivir de ayudas o trapicheos , que son muchos, hay que deportarlos, por el bien de nuestro país.
No existe tal caratula de “ilegal”, ya que no se está cometiendo ningún delito. La caratula correcta seria “irregular”, y eso es solo cuestión de papeleos.