Cartas al Director | “Me ha arrebatado a mi hija”: la denuncia de un padre contra la injusticia del sistema

El problema de los padres separados y las malas relaciones después de la separación suelen afectar a los hijos y este es uno de esos casos en los que el padre también ha resultado afectado y nos lo quiere expresar en esta nueva Carta al Director de Lloret Gaceta:

Estimados lectores, a través de esta oportunidad que nos brinda este medio para exponer nuestros casos, se conozcan y se puedan poner soluciones me dirijo a ustedes con la esperanza de que mi voz sea escuchada y que los lectores puedan reflexionar sobre una situación que, lamentablemente, afecta a muchas familias.

Mi nombre es Luis Freijedo, soy natural de Lloret de Mar, padre de una niña maravillosa y, tras mi separación, resido en Blanes. Toda mi familia sigue en Lloret, pero la distancia más dolorosa no es la geográfica, sino la que se ha impuesto entre mi hija y mi persona.

Vivimos en un mundo donde miles de niños crecen huérfanos debido a guerras, enfermedades y otras circunstancias fuera de nuestro control. Niños que darían cualquier cosa por tener a su lado la figura de su mamá o su papá. Sin embargo, mi hija, que tiene la fortuna de contar con ambos progenitores, se ve privada de su derecho a compartir su vida con su padre y su familia paterna.

Su madre ha decidido, por despecho y rencor hacia mí, cortar cualquier vínculo que la niña pueda tener conmigo, incumpliendo incluso un convenio de custodia compartida ya firmado y vigente. Se salta la ley y, lo más grave, vulnera los derechos de nuestra hija, utilizándola como una herramienta para dañarme, sin pensar en el sufrimiento que esto le ocasiona a ella.

He interpuesto denuncias, iniciado procesos judiciales y agotado todas las vías legales posibles, pero entre juicios, trámites y burocracia, el tiempo sigue pasando. Un tiempo que nadie nos va a devolver ni a mi hija ni a mí. La ley parece impotente ante una realidad en la que una madre, por decisión unilateral, puede privar a su hija de su padre sin que nadie ponga freno a esta injusticia. Mientras tanto, cada intento de comunicación con su madre solo me devuelve insultos y burlas.

Desde que nació, le hice a mi hija una promesa: que daría mi vida por ella. Y lo sigo haciendo, luchando cada día para poder verla, para que crezca con el amor y el apoyo de su padre. Yo jamás impediría que estuviera con su madre, porque sé que ambos somos fundamentales en su desarrollo. Sin embargo, su madre no opina lo mismo y, sin razón alguna, me ha relegado a un papel secundario en la vida de nuestra hija.

Mentiras a pediatras, excusas a la policía y la certeza de que hasta que los jueces, saturados de casos, dicten una resolución, mi hija seguirá perdiendo momentos irrepetibles con su padre. Seis meses sin apenas vernos, apenas unos fines de semana contados con los dedos de una mano y no más de tres horas seguidas en cada encuentro. Todo esto por decisión exclusiva de su madre.

Sé que los juicios llegarán, pero lo que nadie podrá devolvernos es este tiempo perdido. Solo pido justicia para mi hija, que no se la utilice en conflictos de adultos y que se le permita disfrutar de su derecho fundamental: el amor y la presencia de ambos padres.

Gracias por darme la oportunidad de expresarme.

Luis Freijedo