Del último lugar al podio. Así podría resumirse la carrera de Miguel Molina, Andrew Gilbert y Fran Rueda en la tercera cita de las European Le Mans Series, disputada este fin de semana en el circuito de Imola. A bordo del Ferrari 296 LMGT3 n.º 74 del equipo Kessel Racing, el trío firmó una actuación memorable que los catapultó hasta el segundo escalón del podio tras una carrera llena de obstáculos, estrategia y nervios de acero.
Todo empezó con un arranque complicado tras un toque en la primera vuelta, pero el equipo nunca bajó los brazos. Con una estrategia afinada y un pilotaje impecable, lograron dejar atrás a toda la parrilla de la categoría LMGT3 y acabar incluso en el top 10 de la general, relanzando sus opciones en un campeonato que sigue muy abierto.
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Un fin de semana de extremos
Con temperaturas altísimas y lluvia inesperada, el fin de semana en Imola fue todo menos tranquilo. El equipo comenzó su trabajo en pista desde el jueves, confiando en el aprendizaje acumulado en las dos citas anteriores. El británico Andrew Gilbert colocó el coche en la quinta posición en clasificación, en una sesión caótica por una bandera roja y lluvia sobre el asfalto.
Pero todo se complicó apenas iniciada la carrera. En la primera vuelta, un contacto con un LMP3 envió a Gilbert a la grava. El coche cayó hasta el decimotercer puesto de la LMGT3, con más de 30 segundos de desventaja respecto al líder. A partir de ahí, comenzó la épica.
Remontada a tres bandas
Gilbert inició la recuperación con un ritmo constante pese a varias interrupciones y una bandera roja. Luego fue el turno de Fran Rueda, que optó por mantener los neumáticos slicks pese a la pista resbaladiza y logró ganar posiciones con un undercut clave. Finalmente, Molina tomó el relevo a poco más de una hora del final.
Con una conducción calculadora pero agresiva, el español puso el coche en puestos de podio provisional y aprovechó una penalización de un rival para cruzar la meta en segundo lugar, a tan solo ocho segundos del primero.
“Hemos hecho una carrera perfecta”
“Mi stint era complicado porque tenía que manejar mi energía con cuidado, pero todo se alineó y nos llevamos a casa el segundo puesto”, declaró Molina tras bajarse del coche. “Esta vez ha sido totalmente diferente, hemos hecho una carrera perfecta y hemos demostrado de lo que somos capaces”.
El resultado llega en el momento ideal: marca el primer podio del equipo esta temporada y confirma su progresión. Además, el coche n.º 74 se llevó el Pit Stop Challenge de la categoría con una parada de tan solo 12,7 segundos.
Mirando ya a São Paulo y Spa
El calendario no da respiro. Molina volverá a competir este mismo fin de semana en las 6 Horas de São Paulo, cerrando su particular triplete veraniego. El próximo reto en el ELMS será tras el parón estival en las 4 Horas de Spa-Francorchamps, del 22 al 24 de agosto.
“Ya hace un rato que decimos que teníamos el ritmo, pero por diferentes motivos, no éramos capaces de convertir ese potencial en resultados. Estoy feliz por todo el equipo, y ahora toca cambiar el chip y enfocarnos en Brasil”, concluyó el piloto oficial de Ferrari.
