Cartas al Director | “La ruta de mi corazón roto: Un relato de amor que vuela de Argentina a Lloret”
- Recientemente, nos llegó a redacción un relato muy especial de la otra punta del mundo. Un relato de amor lleno de asperezas, de dificultades y con una pizca de esperanza.
Nuestro final
Una estación de tren. Un último abrazo. Un último beso. Una lágrima. Un vacío. Otros amores. Otras parejas e historias. Pero ninguno era como él. Ninguno era él.
Tomás P. es un chico joven de 22 años de cabello oscuro y ojos marrones, y él fue quien penetró en el corazón de Milagros hace unos años. Sin embargo, él emigró a España hace más de 5 años y, desde ese momento, no se han vuelto a ver.
Cruzando océanos
El amor no entiende de edades, etnias, religiones, culturas y tampoco de distancia. Y exactamente, de eso, es de lo que os queremos hablar hoy. Milagros, una mujer argentina, que tras 6 años de búsqueda incansable y pese a un océano enorme que los separa, ella sigue con la esperanza de reencontrarse con el que fue, y sigue siendo, el amor de su vida.
Esta historia de amor, que es también una historia de vida, es la que nos lleva Milagros Retamar, una escritora aficionada, que ha querido exponer sus sentimientos públicamente con un único fin: que le podamos hacer llegar estas palabras al amor de su vida que actualmente vive en Lloret.
Un amor que resiste
Milagros, nuestra protagonista, vivía en Argentina y tenía una relación. Motivo por el cual fue complejo estar con el amor de vida, Tomás. Desde ese momento, la vida o el destino, como ella misma afirma, “pareció empeñado en alejarnos, aunque nunca dejé de amarlo. No es un amor platónico, sino un amor real que, a pesar de la distancia y los años, siempre sentí como mi gran amor. Incluso ahora”. Estas duras declaraciones nos demuestran que el amor es intocable pese al paso inexorable del tiempo.
Esta historia es un ejemplo de que el amor puede ser lo más maravilloso de este mundo, como también lo más destructor y desgarrador. A veces, cuando más nos empeñamos en buscarlo, es cuando más se aleja de nosotros y otras, sin pensarlo y ni quererlo, ahí está, abriéndonos las puertas para todo aquello que aún no estamos preparados para vivir.
Un anhelo argentino
Años más tarde, Milagros juntó las fuerzas necesarias para enviarle un mensaje. Un simple: “Hola. ¿Todavía te acordás de mí?”. Un mensaje que lo era todo para ella, menos simple. La respuesta no tardó en llegar: “Hola. Claro que me acuerdo de vos. ¿Cómo estás?
Milagros no cabía en ella. Afirma que “el corazón me latía tan fuerte que pensé que iba a salirse de mi pecho” y, por un momento, sintió recuperar aquello tan valioso como era el amor que sentía por él. Porque, pese a la distancia, compartían momentos, sitios favoritos y hacían planes de futuro juntos. Compartían todo.
Sin embargo, de repente, Tomás cambió. Sus mensajes eran más escuetos y secos. Volvía a estar ausente y “el silencio se alargaba”. Sin embargo, ella siguió luchando por aquella relación que tanto le importaba, pero una relación siempre es de dos y si uno no pone de su parte, los frutos no son los que uno espera.
Un día, él, de repente, exclamó: “Solo podemos ser amigos, por favor, acéptalo”. Ahí fue donde el corazón de Milagros volvió a sentir la herida de la distancia. Lo suyo parece ser una relación marcada por silencios y ausencias, llena de hándicaps y obstáculos que parece que no quieren ser superados.
Ella no espera una reconquista, tampoco una historia de amor, aunque sería lo que lleva deseando todo este tiempo, sino darnos “un testimonio público de lo que significa amar a alguien a través de la distancia y el tiempo”. Ojalá este relato pueda llegar a Tomás P. y que, de alguna manera, puedan reencontrarse, ni que sea a través de sus palabras.
Y ahí va, “Un instante eterno”…
…escrito por Milagros Retamar a un ciudadano de Lloret para que sepa que hay alguien al otro lado del océano que sigue pensando diariamente en él:
