Cartas al Director: “El infierno que está viviendo mi hijo por acoso escolar en un centro de Lloret de Mar”

Hoy recibimos en redacción de Lloret Gaceta una de esas cartas que ponen los pelos de punta, un tema bastante tabú, pero que lamentablemente sucede a diario en cada rincón del planeta. Nuestra misión con este apartado no es otra que poder dar voz a nuestros vecin@s ante situaciones críticas. Hoy en Cartas al Director, Bárbara Tanner Soto y el infierno que está viviendo su hijo por acoso escolar en un centro de Lloret de Mar:

“Mi hijo P.L., padece espectro del autismo con TDAH combinado, y cursa segundo de ESO en el Instituto Sant Quirze de Lloret de Mar. El chico esta diagnosticado y medicado por su psicólogo y su psiquiatra para controlar los brotes negativistas desafiantes que pueden ir acompañados de agresividad cuando se agobia mucho o le molestan.

Matriculé a mi hijo en el Instituto Sant Quirze porque en los espacios amplios y estructuras grandes, él se siente muy agobiado. Antes de iniciar los estudios advertí al Instituto del problema que sufría el joven y pregunté si estaban preparados para tener un alumno de estas características, a lo que me respondieron que sí, y que no tendría problemas.

Una vez en el Instituto, mi hijo, que llevaba el pelo teñido de color lila sufrió burlas y le llamaban “maricón” a diario… esto fue el inicio del calvario que hoy os relataré.

Después de muchas semanas aguantando este trato de “bullyng”, le aconsejé a mi hijo que hablara con la profesora, y no sirvió de nada porque todo siguió igual.

Desde el Instituto no se hizo absolutamente nada por solucionar este problema. 

Como seguían los insultos, al final mi hijo ya no aguantó y pegó a uno de los niños. Entonces, el “malo” era mi hijo, y nadie hizo nada por parar el acoso y los insultos.

Seguían pasando las semanas, y un día que mi marido fue a buscar a nuestro hijo al Instituto, vio como 4 niños iban a agredir a mi hijo, mientras, una niña lo empujó por detrás y lo tiró al suelo. Mi marido fue a separarlos y entonces salieron a la puerta: el director del Instituto y la orientadora que le dijeron que ellos no podían hacer nada porque eso pasaba fuera del Instituto.

La cuestión es que; siendo informados en el Instituto del problema de mi hijo y del acoso que recibía por parte de sus compañeros de clase (ya que el acoso si era en las clases, dentro del instituto), ¿por qué no se hizo algo? Sabiendo lo que le pasa a mi hijo, sabiendo que puede sufrir brotes de agresividad, ¿por qué no vigilaron lo que pasaba? A mi hijo se le acosaba dentro y fuera del Instituto. En las clases lo iban molestando para que, a la salida, mi hijo sufriera un brote y los acosadores pudieran ensañarse con él, incluso en una ocasión, lo obligaron a darles dinero. Con estos incidentes ocurridos en la calle acudí a la policía y ellos fueron al Instituto, hablaron conmigo, con el niño que lo asaltó y con los responsables del Instituto. Con la presencia de la policía, los atacantes dejaron de acosar a mi hijo por miedo, pero el Instituto siguió sin hacer absolutamente nada. 

He intentado cambiar al niño de Instituto, de momento no he podido, y actualmente nos encontramos otra vez con el mismo problema con otro niño diferente que lo acosa con insultos y menosprecios como su gordura, su pelo o sus cejas juntas. Este maltrato ha causado una profunda tristeza y desánimo en mi hijo, de lo cual me entero en una fiesta de cumpleaños, y no por sus tutores del Instituto.

Hablé con la profesora, pero seguimos sin que se haga nada. Además, saben que mi hijo necesita un método de aprendizaje personalizado, de lo que se les informó en su momento, pero tampoco lo llevan a cabo. Mandé un email a su profesora explicándole todo lo que está pasando y me responde diciendo que, si le pasa algo al niño, ha de ser él el que se lo cuante a la profesora, y no yo, que soy su madre.

Después de insistir, y recordar que por su condición, mi hijo no tiene la capacidad de hacer estas confidencias a su profesora. Parece ser que esta vez hablaron con el niño que lo acosaba y este paró de hacerlo. Pero después de estas pasadas navidades ha vuelto a aparecer otro nuevo acosador que se ha unido al anterior, que esta vez le llamaba de nuevo “maricón”, insultaba a mi marido, y a mí, lo seguían molestando, e impidiendo que pueda trabajar en su ordenador, apagándoselo continuamente esperando y buscando que a mi hijo le surgiera un brote. Al final consiguieron que mi hijo lo pegara. Este hecho lo sé porque me lo ha contado mi hijo, no porque el Instituto me lo haya comunicado. 

Ahora mi hijo se ha enterado por los compañeros de la clase que se burlan diciendo que tiene autismo. Mi hijo no es consciente de lo que tiene, lleva 5 años en tratamiento, cuando le gritaban diciendo que tiene autismo vino llorando a casa y me pregunto porque le decían esto. Le tuve que explicar lo que era, también lo hizo su psiquiatra, se habló con el director y mi niño ya no quiere ir al Instituto.

Desde el Instituto me aconsejan que el niño se quede en casa y que se reunirían a ver que hacían, ya que esto no podía quedar así, y que ya me llamarían. De momento solo dicen que no saben si cambiarlo de clase o cambiar a los otros niños. Ahora hace más de una semana de esta conversación y ni han tenido la reunión ni me dan solución. Yo les he dicho que lo quiero llevar al Instituto Rocagrossa, y me dicen que eso no es una buena solución.

La psicóloga de mi hijo se ha reunido con los responsables del instituto, pero aún no han “movido ficha”. Parece ser que hay mucho miedo porque se sepa todo, y que ha habido otros casos, pero que las madres no denuncian para que no vaya a peor ni haya represalias.

A todo esto, yo solo quiero informar de lo que está pasando y si no se ponen soluciones, los que padecen son los niños. Esto no se puede permitir de ninguna manera, y quiero que se sepa, yo no tengo miedo de contarlo porque quiero lo mejor para todos los niños.

A día de hoy, mi hijo sigue quedándose en casa con miedo y ansiedad, a la espera de solución por parte del Instituto”.

Añadimos este apunte que habla por si solo: 

SAVE THE CHILDREN INFORMA:

Un empujón que se repite. Un apodo que denigra. Un insulto cada vez que le toca salir a la pizarra. En la escuela o en el instituto, existen muchas formas de ejercer y sufrir violencia entre iguales y muchas formas de tratar de acabar con ella. Es una responsabilidad conjunta de la comunidad educativa, los padres y los compañeros evitar que el acoso escolar siga existiendo.

La escuela debería ser siempre un espacio en el que sentirse seguro. Sin embargo, para muchos niños, la escuela se ha convertido en la fuente de un tipo de violencia del que son víctimas y que ejercen sus propios compañeros, se trata del acoso escolar o bullying. Hay niños que, por distintas razones, sufren maltrato físico o psicológico por parte de otros niños a través de actitudes como la represión, la discriminación, la homofobia, la violencia sexual o el castigo corporal.

El bullying o acoso escolar tiene efectos negativos en la salud física, el bienestar emocional y el rendimiento académico de los niños, especialmente si dicha violencia se repite en el tiempo o es severa, además de influir en el clima escolar del centro educativo.