Una noche, una canción, un destino, una nueva vida y una voz que escapó de la guerra: María Luktai conquista a Jordi Évole en Lloret
- María Luktai, una joven ucraniana que llegó a Lloret de Mar huyendo de la guerra, conmovió a todo un restaurante y al propio Jordi Évole al cantar una canción de Amy Winehouse. Su historia, de supervivencia y ganas de luchar por la música, se ha convertido en una de esas sorpresas que devuelven la fe en lo inesperado.
De Ucrania a Lloret: una vida entre guerra y sueños
María Luktai llegó a Lloret de Mar desde Ucrania con poco más de 20 años, huyendo de una guerra que le arrebató casi todo. Tres años después, trabaja como camarera en un restaurante de la localidad (La Brava), pero su verdadera pasión es cantar. Entre servicio y servicio, su voz envuelve el local y emociona a quienes la escuchan. A pesar de haber visto de cerca el horror —ella misma confesó que “estaba preparada para morir”—, María conserva una energía luminosa que ahora empieza a abrirle nuevas puertas.
Una cena, una canción y un instante mágico
Todo cambió una noche cualquiera en el restaurante La Brava Steak House de Lloret de Mar. Jordi Évole, que cenaba allí con su grupo “Los Niños Jesús” antes de actuar en la sala Gotham, fue testigo de algo inesperado. De repente, comenzó a sonar “Back to Black” de Amy Winehouse y, en lugar de la voz original, se escuchó la de María. “Se ha puesto a cantar Amy Winehouse ella sola. Se para el tiempo y nos quedamos todos allí flipando”, relató el propio Évole más tarde. Su interpretación fue tan intensa que el comedor se quedó en silencio. Nadie comía, todos miraban a la joven que, con un micrófono inalámbrico de teleoperadora, convertía una cena rutinaria en un momento inolvidable.
Del comedor al escenario
Los músicos del grupo no pudieron resistirse. Buscaron los acordes de la canción y, apenas una hora después, María Luktai subía al escenario de la sala Gotham para cantar junto a ellos. El público enloqueció. Fue una de esas noches en las que la vida da un giro inesperado, y la magia se cuela por sorpresa. Évole quedó tan impresionado que ha anunciado que la invitará a su último concierto de 2025, en la sala La Nau de Poblenou, el 30 de noviembre.
Una historia que merecía ser contada
La historia se dio a conocer gracias al propio Jordi Évole, que la compartió en su Columna de Opinión en La Vanguardia, escrita tras su paso por Lloret de Mar. En el texto, titulado de forma irónica y cotidiana, el periodista deja de lado la política para centrarse en algo mucho más humano: una historia real, de esas que suceden cuando nadie las espera. Así lo relató Évole:
La vida, aveces, puede ser maravillosa:

Este último sábado de octubre no les quiero dar la turra con los temas de siempre. No quiero hablarles de las altas capacidades de Donald Trump para pacificar el planeta Tierra. Ni de si a Milei mañana se le va a gripar la motosierra. Si Miriam Nogueras es capaz de sonreír cuando ejecuta su enésimo discurso desafiante. Si Sánchez es incapaz de no apretar la mandíbula cuando sus socios le meten un palo. De si Feijóo no podría ensayar otra cara cuando le enfocan después de que Sánchez le dé otro revolcón. Que en medio de este combate político improductivo, el precio de la vivienda siga disparado, sin solución, siendo uno de los principales problemas de este sistema rentista capitalista. De la gracia que tiene Rosalía para, con cuatro duros y mucho ingenio, liarla pardísima cada vez que anuncia algo de su nuevo disco. De si es bueno mantener el cambio horario de esta madrugada. De si mañana en el Bernabéu veremos al Lamine Yamal que enamora.
Hoy quiero contarles unos hechos reales que tuvieron lugar el viernes pasado en la localidad catalana de Lloret de Mar, una población con más éxito de público que de crítica, pero dónde les puedo garantizar que ahora en otoño se está de maravilla.
Resulta que teníamos concierto con mi grupo, Los Niños Jesús, en la sala Gotham. Tras la prueba de sonido, ese momento donde te juegas que el concierto sea una gozada o un calvario y el técnico de sonido es la estrella (en este caso, para bien), uno de los responsables de la sala nos llevó a cenar a pocos metros de allí. Restaurante La Brava Steak House, en pleno centro de Lloret. Solo entrar ya nos dimos cuenta que la cena de esa noche no iba a ser la de un día cualquiera. Y todavía desconocíamos el motivo principal. Un local amplio, agradable, bien decorado, que no me quiero imaginar cómo se pone un viernes de agosto, pero que un viernes de octubre tenía solo la mitad de las mesas ocupadas.
Un camarero con años de oficio, pelo canoso, atento, profesional, nos trajo las cartas para que eligiéramos la carne. Como no podía ser de otra manera y como buen veterano de la hostelería, la acabó eligiendo él. Y no falló. Lomo alto curado de Wagyu. Hasta hace dos días no teníamos ni idea de lo que era el Wagyu, y ahora todas las carnes llevan ese apellido, o en su defecto Black angus. ¿Por qué? Ni idea. Pero estaba muy rica. El vino, espectacular. Brindis. Viva la vida. Qué afortunados somos. Exaltación de la amistad.
No era Amy, era una camarera que canta de manera increíble, Maria Lukhtai, una joven ucraniana de 24 años. Y de repente empezó a sonar Back to black, de Amy Winehouse. Una canción que te pone la piel de gallina por demasiadas cosas. Después de la intro, Amy empieza a cantar. “He left no time to regret…” No era Amy, era una camarera, con un inalámbrico de teleoperadora de Jazztel, plantada en el centro del comedor, sola, que cantaba por Amy de una manera increíble. Se hizo el silencio, el tiempo se paró, pura magia. Bocas abiertas, nadie comía. Todas las mesas pendientes de ella, embobadas, hasta la ovación final. Era Maria Lukhtai, una chica ucraniana de 24 años que llegó con sus padres huyendo de la guerra hace tres años.
Los músicos del grupo, que son la parte buena de los Niños Jesús, buscaron los acordes de Back to black. Y al cabo de una hora y media, Maria se subía con nosotros al escenario de la sala Gotham a cantarla. El público enloqueció. Qué regalo. Ojalá tenga la suerte que se merece. La invitaremos a nuestro último concierto de 2025, en la sala La Nau de Poblenou, el 30 de noviembre. Hago publi no para que nos vengan a ver a nosotros, que también. Igual después de leer esto algún cazatalentos la ficha y acabamos haciéndole de teloneros. No nos importaría. La vida, a veces, puede ser maravillosa.



